¿CÓMO SE ORIGINÓ LA FIESTA DE AÑO NUEVO EL 1 DE ENERO?
Jano era el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso el mes de enero, el primero del año, recibe este nombre en su honor. Idolo de la mitología romana que tenía dos caras mirando hacia ambos lados de perfil, su templo se cerraba en tiempos de paz. Su representación habitual es bifronte, esto es, con dos caras mirando en direcciones opuestas. Es el dios o mejor dicho demonio de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro. Se le honraba cada vez que se iniciaba un proyecto nuevo, nacía un bebé o se contraía matrimonio. Como Prometeo, es una suerte de héroe cultural ya que se le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, las leyes y la agricultura.

A diferencia del calendario actual, pero de todas maneras pagano, las calendas de enero de los antiguos romanos no eran unas fechas de vacaciones. Por el contrario, los actos de trabajo eran considerados como muy recomendables porque, según prescribía este tal Jano (en palabras de Ovidio): “Consagraré a todos aquellos que empiezan el año trabajando para que no tengan un año ocioso”.
¿Cómo se originó la fiesta del 1 de enero? Para los egipcios su Año Nuevo empezaba el 15 de junio; para las culturas andinas, a principios de diciembre, y para los celtas, el 1 de noviembre. Son tres ejemplos de los muchos que se podrían esgrimir, puesto que el hecho de que el año nuevo empiece un 1 de enero obedece más a cuestiones prácticas, astronómicas o agrícolas. Todos tenían algo que decir o apostillar, basándose en sus conocimientos científicos y en sus creencias religiosas.
Entre los diversos principios de año, el legal está fijado actualmente en la medianoche del primero de enero. Hasta hace algunos siglos esto no estaba tan claro.
En realidad, el calendario primitivo de Roma tenía 10 meses (304 días en total) y comenzaba por Martius (dedicado al dios Marte), que pasó a ser marzo en castellano. Le seguían abril, mayo, junio, quintilis, sextilis, september, october, november y december. Fue Numa Pompilio, el segundo rey de Roma (715-672 a. M.) quien adaptó el calendario al año solar (cuatro de los originales meses romanos tenían 31 días cada uno; los otros seis, treinta) y le agregó los dos meses restantes: Januarius y Februarius.
Los romanos celebraban la fiesta de su dios Jano (el bifronte) el 1 de enero, y de él procede precisamente el nombre etimológico de enero, de janus, januariis, mes de Jano. Este era el dios protector de las puertas y de los comienzos en la región romana, a quien se le representaba con dos caras, con una vara y una llave. Para los celtas se hallaba bajo la protección de Abais, periodo en que el pasado y el futuro quedaban unidos.
Este mes recibió finalmente sus definitivos 31 días durante la reforma ordenada por Julio César en el 47 a. M., decretando que el año debía empezar en enero (el nacimiento de su calendario juliano), con tanto éxito que sólo fue reformado por el calendario gregoriano nada menos que en el año 1582, para intentar reajustar los años bisiestos que traía de cabeza a los “sabios” de aquella época.
Hasta que se produjo el reajuste definitivo, la fecha del Año Nuevo variaba según las naciones. En Italia incluso de ciudad en ciudad, que ya es el colmo y ganas de complicar más un asunto de por sí complicado. En Florencia. por ejemplo, fue el 25 de marzo hasta 1749. En Venecia fue el 1 de marzo y en Milán el 25 de diciembre hasta 1797.
En las colonias británicas de Estados Unidos se continuó celebrando el Año Nuevo el primero de marzo hasta 1752, porque en esa fecha es cuando se festejaba en Inglaterra. Los puritanos, que poblaron Estadios Unidos a partir del siglo XVII, eran protestantes y no toleraban la celebración de festivales religiosos. Consideraban pagana la costumbre de hacerse regalos el 1 de enero en lugar de Navidad al pensar que se hacía reverencia al dios Jano. En cambio, en aquellos lugares donde asentaron sus colonias los españoles, portugueses o franceses se empezó a celebrar el 1 de enero, a partir de 1582, año en el que se adoptó el calendario gregoriano.
"Y no andéis en las costumbres de los gentiles que Yo echaré de delante de vosotros: porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve por abominación."
Levítico 20: 23
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