La traición militar a Colombia. JR

E

crito del señor Coronel Marulanda. Las conclusiones que se sacan leyendo el libro del general Mora son: • El equipo negociador a pesar de tener un jefe nombrado en propiedad por el entonces presidente Juan Manuel Santos, el abogado Humberto de la Calle Lombana por su experiencia en la burocracia del Estado y en el tema de las negociaciones con grupos narcoterroristas, realmente quien detentaba el poder, quien ordenaba e imponía su voluntad fue siempre el filósofo Sergio Jaramillo. • Sergio Jaramillo es marxista, sus antecedentes en la burocracia del Estado, en el ministerio de Defensa, pero especialmente en la comisión negociadora con las FARC, así lo demuestran y son corroborados por el libro del general Mora. • Las decisiones de Jaramillo las tomaba sin consultar con ningún otro negociador o plenipotenciario como se denominaban, es decir, desde De La Calle, pasando por el general Mora y demás negociadores, eran figuras de adorno. No obstante aparentemente De La Calle estaba enterado de las triquiñuelas de Santos, Jaramillo y las FARC. • El general Naranjo, fue otra figura de adorno, pero su voltereta en apoyo de las exigencias de las FARC y de la excesiva generosidad de Jaramillo con los narcoterroristas, lo hicieron cercano a los cabecillas. El origen ideológico de Naranjo es indeterminado, pero según el libro referenciado, estaba jugado para lograr que la Policía Nacional pasara a ser parte del Ministerio de Seguridad ideado por él y quien seguramente se constituiría como el primer ministro de esa cartera. Posteriormente ha estado insistiendo en que esa institución armada pase a ser parte del ministerio del Interior, en un intento por politizarla y colocarla al servicio de los gamonales políticos, especialmente de la izquierda? • La cercanía del abogado Leyva Durán, los senadores Cepeda y Roy Barreras con los cabecillas de la organización criminal, les permitió junto con Jaramillo y De La Calle, asesorados por el abogado español comunista Enrique Santiago quien de hecho se convirtió no en un negociador más sino en un alto funcionario del gobierno de Santos que impartía órdenes a los negociadores del gobierno, pues según el libro del general Mora, fue quien concibió e impuso el tribunal denominado luego como JEP, a pesar que según Mora, esta corte y su basamento filosófico, eran tremendamente perjudiciales a la naturaleza e integridad de las Fuerzas Militares La estructuración de un equipo negociador con los narcoterroristas de las FARC, fue una entelequia muy bien pensada y organizada por Juan Manuel Santos y su hermano Enrique para manipular a los plenipotenciarios y desviar la atención de la opinión pública de las verdaderas intenciones de los Santos, Jaramillo, De La Calle y las FARC: impunidad total, poder político sin ganárselo en las urnas, castigo a miembros de la Fuerza Pública por defender la Constitución Nacional y obedecer las decisiones del Poder Político, así como a particulares quienes tuvieron la osadía de defenderse de los narcoterroristas y no dejarse masacrar con tanta mansedumbre; por último, estructurar la mayor operación de lavado de activos de la historia de la Humanidad. • De todo esto, así como de las consecuencias agresivas en contra del pueblo colombiano, la Constitución Nacional, la normatividad legal vigente y la Fuerza Pública que ya estamos experimentando, estuvieron enterados desde el mismo comienzo todos los plenipotenciarios como lo relata Mora en su libro, por lo que no se entienden las razones que el general tuvo para quedarse callado durante los cuatro años de negociaciones. Si de verdad su permanencia se hubiera motivado por el patriotismo, debería haber renunciado y realizado una conferencia de prensa informando a los colombianos todas las porquerías de Santos, Jaramillo, De La Calle y las FARC, en contra de la integridad del Estado colombiano. Es bastante factible que ante el rechazo y repugnancia del pueblo colombiano, esas negociaciones se hubieran acabado, Santos no hubiera sido reelegido y no estaríamos lamentando la presencia de Santos y sus cómplices en la vida nacional. • Lo patriota hubiera sido renunciar y hablar antes de la firma del negocio Santos-FARC y evitar la caída libre hacia el abismo que estamos experimentando