Saturday, December 8, 2012

Hipotesis.. Teoria.. Excusa.. COBARDIA.. aumenta la violencia hacia las mujeres..JR Topics



Dia a dia leo y veo alguna noticia de violencia y no solo a la mujer o a ninos o a hombres como tambien a animales. Quien sera aqui el animal que comete el acto de violencia al cual Yo llamo COBARDIA y que la sociedad y las mismas victimas asumen en total Autismo. La justica en cobardemente y en dictamenes inversos da de un a cinco anos de carcel y muchas veces Ni eso por el maltrato y actos de violencia. Vemos programas en TV, donde el irrespeto y la violencia es abierta y normal.. que buscan esos prgramas. ? que busca la victima .. Si es cierto que el sindrome existe y se convierte en dependiente al maltrato, tambien es cierto que se puede cambiar.. Los temores son muchos y creer que si no es golpeada no es amada es ya la ultima etapa del mal. Mirar estadisticas NO cambia el problema o el acto COBARDE en la sociedad. Que lo modifica ? Que hace que las victimas NO PERMITAN MAS la violencia como forma de vida. Digo o creo que el auto estima queda tan mal maltratado que la victima no sale de sus propias paredes de protecion. LLamesmoles como es COBARDES en los medios y denunciemos a los COBARDES.. JR.

Nota..  Uno dos articulos que en su fondo y mensaje complementan mi dolor con las victimas de estos cobardes...



603 millones de mujeres viven en países donde la violencia doméstica todavía no es un delito


Hipótesis: la crisis de identidad masculina aumenta la violencia hacia las mujeres


La doctora Humbelina Loyden Sosa, académica del Área de Investigación Mujer, Identidad y Poder de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) afirma que, en los estudios de género, se maneja como hipótesis que la crisis de identidad de la masculinidad ha contribuido a que la violencia hacia las mujeres esté en aumento, sobre todo a partir de la última década.

La incorporación de las mujeres a los ámbitos que, hace unas décadas, eran exclusivos de los hombres, provocó una crisis de identidad en la masculinidad, que ellos viven como una pérdida del poder y la manifestan con violencia, afirmó la doctora Humbelina Loyden Sosa, académica del Área de Investigación Mujer, Identidad y Poder de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)
En entrevista a CIMAC, la especialista en estudios de género explicó que, a partir de que cada vez hay más mujeres con mayores niveles de escolaridad, que ya no aceptan el dominio conyugal, defienden su libertad y ocupan puestos de poder, hay un gran desconcierto por parte de un sector masculino.
"Existe una crisis de la masculinidad, porque muchos hombres han perdido los tradicionales espacios de poder que ocuparon durante bastante tiempo", resaltó la académica del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco. "Cuando el varón no puede ejercer su dominio sobre la mujer, entonces recurre al poder y a la violencia", explicó.

La autora del libro “Los hombres y su fantasma de lo femenino”, que la UAM publicó en 1998 y reeditó en 2000, resaltó que lejos de que la violencia hacia las mujeres esté en retroceso, como consecuencia de la existencia de una mayor cultura sobre la equidad de género, "lo que vemos es que eso no sucede en la realidad".

La doctora Loyden Sosa destacó que, en México, siguen siendo minoría los hombres que participan en el cuidado de los hijos y en las labores del hogar, así como los que apoyan el desarrollo profesional y personal de las mujeres. Para la especialista, la crisis de identidad de la masculinidad se debe a que muchos individuos "se quedaron atrapados en un esquema tradicional de lo que era ser hombre y eso, ahora, no les funciona."

y por otro articulo complemento este tema.. (JR)

Nueva York, 27 nov. 12. AmecoPress.- 
Es tal la violencia que se ejerce en contra de las mujeres y de las niñas que a estas alturas, por todo lo que he vivido, leído y escrito, más lo que me han contado, me convenzo de que se trata de una perversa rutina, un círculo que se debe romper.
Estudios y acciones para detenerla, frenarla y “curarla” son bastos, ante el ‘YA BASTA’ que las mujeres reclamamos, no sólo todos los días, sino cada segundo de esos días, porque cada vez que el segundero se mueve ocurre un acto de violencia.
Los golpes hacen que las pieles sangren, que duela y que dejen una enorme cicatriz, pero, por desgracia, esa es sólo la cicatriz visible y bien puede esconderse detrás del maquillaje, de la cirugía, incluso. No sucede así la cicatriz que queda en el interior de la personalidad, en lo que llamamos el alma, porque esa es más difícil, si no es que imposible, de borrar.
Es cierto que en prácticamente todos los países se implementan acciones y hasta se cuenta con leyes que intentan reivindicar a las “víctimas”, señalando castigos ejemplares para los maltratadores, violadores, contra los feminicidas.

En esta capital financiera del mundo, nada es diferente de lo que ocurre en cualquier pueblo, barrio, favela, colonia, pedregal, o zona residencial, aún en un palacio o casa presidencial. Las historias de actos de violencia contra las mujeres son, en todos las partes del mundo, en todos los casos, un hecho lastimoso.
Peor aún, esa violencia, en la mayoría de las ocasiones, proviene de la persona que una ama y que, en muchos casos también, dice amarnos. Mi historia, seguramente, no difiere en mucho de las tantas que he difundido a través de mi trabajo periodístico o que he apoyado para que se denuncie en tribunales.
Hace unos días, previo a la celebración mundial del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia en contra de la Mujer, el 25 de noviembre pasado, la Organización de las Naciones Unidas urgió a todos los países miembros a terminar con esa pandemia.
‘Debemos de combatir la sensación de miedo y de vergüenza que castiga a las víctimas que ya han sido objeto de un delito y posteriormente se enfrentan al estigma que ello representa. Son los autores del delito los que deben de avergonzarse’, aseveró Ban Ki-moon, secretario general de este organismo.
Los números que se manejan de este mal, que lo convierte en un círculo rutinario contrario al de los amores, son; 7 (siete) de cada 10 (diez) mujeres siguen siendo víctimas de violencia física y/o sexual en sus vidas. Y 603 millones de esas mujeres viven en países donde la violencia doméstica todavía no es un delito.

La titular de ONU Mujer, Michelle Bachelet, indicó que al día de hoy, en 125 países se tienen leyes que tipifican la violencia doméstica como delito, avance significativo a una década. Pero esto, digo yo, no es suficiente, como insuficientes son también los recursos monetarios que se otorgan para romper ese círculo rutinario de la violencia.

El pasado 7 de noviembre, el Fondo Fiduciario de Naciones Unidas sólo destinó ocho millones de dólares para programas de lucha en contra de la violencia de género. Y hay subsidios para sólo 12 iniciativas locales, en 18 países, para las mujeres y las niñas que viven en situación de conflicto, post conflicto y transición.

Por primera vez, Libia es uno de los países que se beneficiará de este subsidio. Igual sucede para Malawi, en Papau New Guinea. Y es de destacar que para estos programas se contó con el apoyo económico de África, Latinoamérica y Países Árabes.

Existe, por tanto una situación de urgencia económica para contrarrestar la escalada de violencia que se ejerce contra niñas y mujeres en el mundo. Prueba de esto son las 2.210 solicitudes que recibió ONU Mujeres este año.

El dinero que se requiere para poner en marcha todos esos proyectos es de $1.1 billón de dólares y sólo se logró obtener menos del uno por ciento del dinero requerido: $8.2 millones de dólares.
Esas cifras revelan todo lo que cuesta y todo lo que falta por hacer para romper con ese círculo de violencia rutinaria que vivimos las mujeres y las niñas en todos los rincones del mundo. Sin embargo, queda claro, que la demanda mundial por detener la violencia contra las mujeres carece de apoyo sustancial de las autoridades, de las leyes, y muy en especial de quienes abusan de su poder.

Por lo pronto –sin que suene a receta de doctor o algo parecido— en una sesión de Zumba de esta ciudad, mientras las mujeres intentan mantenerse en forma al ritmo de la música, se escucha a la reina de la salsa, la del famoso grito de ‘¡azúcar!’,
‘Si tu marido te pega, pega’
‘Si te pega, dale con la sartén’.

Por supuesto, no es un llamado a la violencia lo que necesitamos las mujeres y las niñas, lo que necesitamos, al igual que los hombres y los niños, es ejercitar más nuestras muestras de amor, cariño y afecto. De amarnos los unos y las unas a las otras, de respetarnos, de respetar.

Sin embargo, ante ese despiadado que golpea, que insulta, que cicatriza el alma, de una u otra forma se le tiene que poner un alto. Un ¡se acabó! Un ¡no más!
Ban Ki-moon insiste que ‘son los autores del delito los que deben de avergonzarse’ y yo le añado que, además de avergonzarse, también deben pagar por el daño causado.
En tanto: ‘Si te dan, dale con la sartén’… Y corre a denunciarlo.

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